Introducida en 1962, la prueba UL 10B se considera el estándar histórico en ensayos de fuego. A pesar de su antigüedad, todavía se utiliza. Esta prueba evalúa la capacidad de una puerta para resistir el fuego bajo condiciones de presión neutra o negativa.
En términos simples, se trata de condiciones “estáticas”, en las que el humo y el calor no son forzados artificialmente a través de rendijas. El procedimiento consiste en colocar la puerta en un horno y luego someterla a un chorro de agua con una manguera contra incendios estándar. Después se inspecciona si la estructura ha resistido.
Aunque los códigos modernos requieren pruebas con presión positiva, como la UL 10C, la prueba UL 10B todavía se emplea en instalaciones existentes o contextos específicos donde los códigos antiguos siguen vigentes. Conocerla permite a los equipos de proyecto seleccionar la certificación adecuada.
Para responder a los códigos de construcción modernos, Underwriters Laboratories introdujo la prueba UL 10C en 1998. A diferencia de la UL 10B “estática”, la UL 10C simula un incendio más realista con presión positiva durante la fase de combustión.
Los gases calientes y el humo son empujados activamente a través de los huecos, reproduciendo mejor lo que ocurre en un incendio real. Por ello, la norma UL 10C se aplica principalmente en edificios comerciales, institucionales y de alta ocupación de nueva construcción.
La principal diferencia entre UL 10B y UL 10C está en el impacto sobre la construcción y los componentes de la puerta.
En la prueba UL 10C, la presión positiva dirige el calor y el humo hacia el lado no expuesto de la puerta, sometiendo a gran esfuerzo juntas, bandas intumescentes, bisagras, cerraduras y sistemas acristalados.
Las debilidades aparecen rápidamente: juntas que se deforman, cerraduras que se tuercen, junquillos que ceden. Para superar la prueba UL 10C se requieren materiales mejorados, marcos reforzados y una instalación muy precisa.
En cambio, la prueba UL 10B con condiciones neutras o negativas es menos exigente. Una puerta que la supera puede cumplir aún con ciertos códigos locales, pero podría no ofrecer suficiente seguridad en un incendio real bajo presión positiva.
Elegir la norma adecuada no es solo papeleo: puede determinar si un proyecto pasa la inspección, cumple con los requisitos de seguro y, lo más importante, protege a los ocupantes en caso de incendio.
Instalar una puerta certificada solo con UL 10B en un lugar donde se exige UL 10C puede resultar en costosas adaptaciones, retrasos o incluso la denegación de la aprobación.
La prueba UL 10C ofrece una simulación más realista y segura. En entornos de alto riesgo, esa diferencia puede ser crucial.
La compatibilidad de los materiales también es esencial: acabados, vidrios y revestimientos no deben comprometer el rendimiento de la puerta. Por eso productos certificados M1, como los revestimientos arquitectónicos Cover Styl’, ayudan a mantener la conformidad al tiempo que ofrecen diseño y funcionalidad.
Una puerta que ha superado la prueba UL 10C puede ver comprometido su rendimiento si se eligen componentes inadecuados. El vidrio, la ferretería y los acabados deben resistir las condiciones del ensayo. Algunos materiales pueden arder fácilmente, emitir humo tóxico o degradarse.
Por ello, muchos diseñadores eligen materiales que combinan estética, rendimiento y cumplimiento normativo. En los estándares europeos, una clasificación M1 significa que el producto es difícil de inflamar y no contribuye significativamente a la propagación del fuego.
Ya se trate del test UL 10B o UL 10C, comprender sus diferencias es fundamental para garantizar la seguridad. Combinar la certificación adecuada con acabados correctos, como los revestimientos M1, asegura rendimiento, estética y cumplimiento normativo.
Para más información sobre cómo integrar la seguridad contra incendios en tus elecciones de materiales, consulta los artículos disponibles en el blog de Cover Styl’.